Este texto me lleva a cuestionar c贸mo muchas veces, desde la educaci贸n o la vida cotidiana, reducimos la diversidad a celebraciones folcl贸ricas, sin generar verdaderos espacios de di谩logo, escucha y comprensi贸n mutua.
La transculturalidad me parece un concepto poderoso porque no busca “tolerar al otro”, sino reconocerse en el otro, aprender de 茅l y tambi茅n dejarse transformar por el encuentro.
Como docente, madre y profesional, me interpela pensar:
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¿Qu茅 tanto estoy abierta a aprender de culturas distintas?
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¿De qu茅 manera interpreto lo diferente: como amenaza o como posibilidad?
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¿Estoy generando espacios donde las personas realmente puedan dialogar desde sus diferencias?
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